Evita corrosión en el rin y sensores de presión.
Incrementa la vida útil del neumático.
Ayuda a mejorar el rendimiento en el consumo de combustible.
Evita fugas de presión en los neumáticos.
Conserva los neumáticos a baja temperatura, ayudando a disminuir el desgaste prematuro por sobrecalentamientos.
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